viernes, 26 de diciembre de 2008

Tahia Carioca

Es tiempo ya de hacer referencia a una de las más grandes bellydancers de la época dorada esta maravillosa danza: Tahia Carioca. Viajemos en el tiempo a través de un trabajo realizado por Déborah Herrera, estudiante del 3er año en Yamile Bellydance.



Nació en Ismaïlia (1915) bajo el nombre de Abla Muhammad Karim, durante su adolescencia se trasladó a El Cairo, algunos dicen que con su familia, otros que sola, algunos comentan que se escapó; una de sus anécdotas dice:

“Un día se hallaba castigada atada a un poste, una vendedora de leche la ayudó a escapar para ir en busca de su madre, pero ella equivocó el tren y llegó a El Cairo”. Allí busca ayuda en casa de la dueña de una sala de espectáculo llamada Suad Vahasen, ésta le dio trabajo como bailarina no sin antes intentar que ella volviese a su casa con su familia, cosa a la cual Tahia se negó amenazando con suicidarse.

Más tarde Badia Masabni la contrató para su casino como vendedora de frutas durante un tiempo, pero al final se fija en ella y le ofrece unirse al grupo de baile, incluso le da oportunidad para bailar de solista. Tahia estudió en la Ivanova Belly Dancing School antes de mudarse a Mohammed Alí Street (el equivalente egipcio de Broadway), donde comenzó a actuar en el "Casino Badia" a principios de los años treinta.

Tahia, sobresalió por su conexión entre su danza y la samba brasileña (hecha famosa por Carmen Miranda, Fred Astaire y Ginger Rogers), llamado el “karioka” y pasó a denominarse: Tahia Carioca.

Legends of Bellydance - 1944






Al principio de su carrera se vio fascinada con los ritmos de la Samba y convenció a su darbakista que tocara ritmos Brazileños en su tabla. Pronto se le comenzó a conocer como Tahiya Carioca y a su darbakista como Zaki Carioca. Ella incorporó el latín y los golpes de pies en sus actuaciones. Llegó a ser tan famosa en los años treinta y cuarenta que hasta el Rey Farouk de Egipto la invito a bailar en su aniversario. Su estilo de baile era muy diferente al de su rival Samia Gamal.

Su fama llega a oídos de palacio, pero Tahia siempre accedía a las invitaciones para bailar que venían de la reina, pero nunca a las del rey. Al final éste hizo pasar su solicitud como si viniese de la reina y la hizo ir a palacio. Aquel día ella bailó para él y sus invitados, pero ya nunca lo volvió a hacer. El desafío entre Tahia Carioca y Samia Gamal, comenzó a partir de los días del cine, días que las marcaron. “Todos morimos y la danza vive encendida”.

Shore of Love - 1950




Tahia Carioca fue ayudada por Sulieman Najib, que en aquel momento era el encargado de la casa de ópera, en El Cairo. Ella aprendió ballet clásico, habló francés e inglés fluido y era activa en política.

Tahia, no solo tuvo gran talento para el baile, sino para la actuación y el canto, pasó a ser estrella en más de doscientas películas, obras de teatro y telenovelas, durante la “Edad de Oro” de Egipto. En los últimos años cuarenta, bailó solamente en las funciones grandes para el rey y los derechos, algunos años después de la revolución ella paró totalmente el baile y se dedicó actuar a tiempo completo.

Tahia era conocida por ser amable, generosa, dulce y simpática. Realizó giras por Francia, España, Italia y Holanda logrando un éxito más en su carrera.

Todas las personas de la industria de la música y la danza, están totalmente de acuerdo y confirman que Tahia refinó la danza egipcia llevándola a un nivel artístico nunca antes alcanzado comparable con las artes admiradas por la clase social más alta. Es conocida por haber comentado que, como lo prueban los escritos en las paredes de los templos, la danza era utilizada en el antiguo Egipto como forma de alabanza a los dioses, ella era famosa por su juego de palabras, gestos e irónico y coquetear durante sus actuaciones.

La aclamada fama de Tahia la convirtió en el centro de atención de las fiestas sociales de la alta sociedad real de Egipto hasta la revolución de Egipto del veintitrés de julio de 1952. Solía ser la anfitriona vocera tanto en las celebraciones nacionales oficiales como en las fiestas reales privadas. Con su inglés y francés fluidos, era muy capaz de mantener su posición frente a los dignatarios invitados extranjeros, ayudada por la lectura de su amplia bibliografía mediante la cual se auto -educaba para poder ser así la artista tan elocuente y culta que era.


Otro film de 1950




Es imposible hacer una lista con los cientos de nombres de las bailarinas que aprendieron de Tahia en forma directa o indirecta, ya sea por trabajar con ella o por absorber su deslumbrante estilo artístico. Fue una de las bailarinas que cosechó más éxitos en Egipto y jugó un papel importante ayudando al pueblo egipcio durante la última guerra mundial pues recogió en su nombre gran cantidad de donativos y ayudas. Fundó un grupo teatral en el centro de El Cairo y la primera obra que representó discurría en torno a la vida de Shafiqa la Copta.
Donde no tuvo tanta suerte fue en su vida personal. Su gran amor fue el músico Farid el atrachey se casó catorce veces, entre ellos, actores, directores y cantantes.

A pesar de sus varios matrimonios con diferentes estrellas brillantes de la actuación y hombres de negocios, nunca pudo quedar embarazada y ser madre. Algo que la entristeció hasta sus últimos días. Sin embargo, esto hizo que se involucrara mucho con los hijos de sus hermanos y el resto de la familia, que ayudara y auspiciara a varias instituciones de caridad para niños y a hogares de huérfanos.

Esta leyenda en el mundo de danza egipcia, murió el veinte de septiembre de 1999 de un ataque al corazón a la edad de ochenta y cuatro años.

by Déborah Herrera

1 comentario:

Unknown dijo...

Siempre vale la pena ver estos vídeos para ver cómo se bailaba antes, con tanta delicadeza y dulzura. Tahia es una de las grandes leyendas junto a Samia y a Naema, y eso que ni habia nada extremo ni extravagente en su forma de bailar, con tantas virguerias que se hacen ahora. Es el imperio de la sencillez.

Esto me recuerda que debo dedicarles una entrada pronto. Pero a saber en qué categoría pondría yo a estas diosas...